martes, 25 de marzo de 2014

El dragón azul

No sé como definirlo. Miedo, anguatia, desesperación.
Estaba atrapada en un mundo que casi controlo.
Pude sentir el suelo que mis pies pisaban.
Pude sentir el frío y el calor en mi piel.
Pude sentir más que nadie. Y lo que se siente no se olvida.

Deambulaba por la zona de bares a los que frecuento ir cuando salgo de noche.
Había bebido, pero no estaba borracha.
La gente me empezó a mirar raro.
Me daba igual, pero empezaron a mirarme con desprecio.
No me importa lo que la gente pensase de mí, pero aquello asustaba.
Entre en un bar en busca de algo para beber.
La gente estaba extrañada.
Me acerqué a un grupo de gente que andaba cerca de mí.
Les pregunté si me miraban raro por algo en especial.
"Tú no eres de aquí no?" Eso me dijeron.
Se supone que era de donde estaba. El pueblo en el que nací.
Les dije que si.
Sus risas llegaron a cada rincón del bar.
"Otra perdida."
No dijeron más y se fueron.
Me sentía mal. Muy mal.
Miré a mi alrededor y lo ví todo distinto.
La gente llevaba ropas extrañas. Estaban borrachos todos. Y nadie ayudaba a los caídos en medio de la pista.
Era una imagen deplorable. Todo aquello era superficial.
Sin pensarlo dos veces salí de allí.
Cogí mi móvil e intenté llamar a alguién. No tenía cobertura.
No sé que pasaba, pero empezaba a tener algo de frustación por todo aquello.
Sin darme cuenta, unas manos agarraron mi brazo y me llevaron hasta un callejón.
Pude ver como un par de chicos algo desaliñados, miraban a todos lados mientras me decían que fuese con ellos.
No sé porque, pero algo me dijo que debía acompañarles.
Llegamos hasta otro rincón más apartados de aquella inmundicia de gente y me contaron lo que pasaba.
"No es real." Estuve repitiendo esa frase en mi cabeza mucho tiempo.
Me dijeron que en esta vida hay toda clase de mundos, y que todos ellos están conectados por puertas que se abren al azar en cualquier momento del tiempo y el espacio.
Yo ya no sabía si creerlos o no. Solo quería volver a casa.
Pero me lo enseñaron todo.
Me llevaron hasta una de esas puertas "mágicas" y observé boquiabierta como tan tranquilamente la gente entraba y salía de la nada.
Luego me explicaron que clase de mundo era aquel.
Era un mundo cambiante. Un mundo que estaba en continuo movimiento, es decir, sus calles, sus casas, el suelo, todo se movía. Nadie ni nada interponía ese movimiento. Todo iba por su cuenta.
Después de todo esto, los dos chicos me dieron unas ropas un tanto excéntricas para pasar inadvertidas, ya que en aquel mundo no todos los extranjeros eran bienvenidos.
Me dieron algo de dinero local y me hablaron sobre una especie de discoteca-hostal en la que da igual quien seas o de donde seas, serás recibido con respeto. El dragón azul.
Les di las gracias y empecé a andar.
No podía creer que veía.
No había orden ni ley en aquel lugar.
Pero hacía frío y mis pies estaban doloridos ya.
Pregunté a la gente con la que me encontraba y todos se reían de mi como si estuviese loca o dijese incoherencias.
Botellas, plásticos y todo tipo de recipientes se amontaban en la acera como si se hubiese montado el mayor de los botellones.
Daba asco.
Pregunté a varias personas más que me parecían más serias.
"Huye. Encuentra el dragón rápido antes de que te encuentren."
Empecé a asustarme más.
No sabía donde quedaba ese sitio. Resulta que ese "lugar" se mueve.
Seguí andando. Cada vez tenía más frío.
Andaba por un paseo cerca de un río. De fondo se veía la ciudad llena de colores por todos lados.
De alguna manera creo que fue lo más bonito que vi.
Llegué a un barrio que parecía más tranquilo, pero también había música y alcohol a mansalva.
Vi a una pareja de adultos y les pregunté sobre el dragón.
"Ahí está".
Me señalaron a una especie de coche mini azul marino, tuneado para parecer un dragón.
Estaba alucinando.
Pero lo mejor llegó cuando un chico, este más normalito, entro al coche, se subió de cuclillas al asiento y este empezó a descender como un ascensor.
El tío desapareció y a los dos segundos el coche también.
El lugar donde había estado el coche era normal. Ni agujeros, ni puertas ni nada.
¿Dónde cojones estaba?
¿Qué clase de mundo era aquel?
Volví a empezar de nuevo mi búsqueda.
Creo que pasó como una hora hasta que mi móvil empezó a vibrar.
Tenía llamadas de familia, amigos y conocidos.
Pero no sé por qué, intenté llamarles y el móvil de alguna manera cortaba la llamada.
Solo me faltaba por probar un número más. Este daba señal, y entre lloros, no sé si de alegría o desesperación, dije: "Ayúdame".
Oí mi nombre y preguntar con alegría a ea persona que donde estaba que estaba muy preocupado.
Se cortó. La jodida llamada se cortó. Ya no tenía batería.
Dejé caerme al suelo de rodillas y lloré largo y tendido.
Aunque estaba un poco feliz de haber podido escuchar su voz al menos unos segundos.
Me limpié la cara y seguí andando como unos quince minutos.
Me encontré con un hombre que paseaba un perro. Era joven.
No sé como terminé siguiéndole y entrando en un garage.
Había dos hombres más allí y me miraron extrañados.
Pedí disculpas y salí de allí casi corriendo.
No se si fueron unos 4 metros los que corrí cuando me encontré con aquel coche tan raro.
El dragón azul.
En ese momento volví a llorar de alegría.
Aunque aquel mundo no fuese mi hogar, al menos podría descansar y al día siguiente intentar volver a mi casa. A volver a ver a mis seres queridos.

Tenía curiosidad por lo que me iba a encontrar, pero por la gracia del destino me desperté.
Estaba en mi cama echada.
No sabía que estaba echada en mi cama hasta que he empezado a toquetearlo todo y me he despertado del todo y los microsueños han cesado algo. Aún tengo alguno a ratos.
Pero lo que de verdad quiero transmitir es que aún ya despierta, sigo sintiendo esa frustración, ese miedo y esa angustia que me envolvían en el sueño.
He podido sentir de verdad que podía tocar el suelo y he sentido frío a pesar de que al despertarme estaba tapada.
No se como puede ser, pero mis sueños están empezando a mutilar mi mente poco a poco y básicamente mi visión de la realidad comienza a ser distorsionada, dejando así mi cabeza expuesta a todo delirio que se precie.
Por una parte me obsesiona este mundo soñado, a la vez que me alegra ya que me aparta de la verdadera y cruda realidad.

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