miércoles, 22 de enero de 2014

Huida

A veces me gustaría quitarme la cabeza y cambiarla por otra.
A veces me gustaría sacarme corazón y no volverlo a introducir en mi pecho.
A veces pienso que sería mejor no existir o fugarme a otro lugar.
La imaginación se me queda pequeña ya.
A veces creo que debería dejar que el tiempo pase.
A veces pienso que sería ser mejor una simple sombra en esta sociedad.
Ni se lo que digo, ni pienso lo que escribo.
Simplemente no tengo ganas de nada y escribo por el simple hecho de saber que me pasa.
¿Qué hago con mi vida?
No sé si es que me infravaloro. No sé si es que estoy deprimida. No sé si mi mente juega conmigo o soy yo la que juega con ella.
Simplemente he pensado que escribir me sentiría bien.
Algo mejor estoy, ¿pero cuánto durará esta poca serenidad que reside en mi?
Ya ni sé que pensar, ni sentir ni imaginar.
Simplemente quiero perderme.
Quiero huir.
Lo peor de todo es que no sé de que es de lo que quiero escapar.
Eso me produce impotencia.
Que ironía de la vida.
Estoy deprimida porque no sé porque tengo eata tan baja autoestima.
Será un simple mal día.
Será una mala semana.
Será que me he levantado con el pie izquierdo.
Me siento vacía, como si no tuviese nada.
Tengo aquello con lo que cualquiera puede vivir.
Pero no me llena.
¿Qué me falta?
Gestos. Señales.
Algo.
Bueno, para que seguir despotricando cosas sin sentido alguno para la gente de mi alrededor.
Da igual.
Ya me da todo igual.
Ya solo quiero desaparecer.
Perderme.
Huir.
Ya que no tengo respuesta alguna para mis preguntas.

jueves, 2 de enero de 2014

¿Arrogancia o valor?

Su mirada vislumbraba un alma sin vida.
Su aliento apestaba a putrefacción y vino barato.
El simple hecho de su existencia contaminaba el aire.
Parecía que see hubiese metido 50 gramos de quetamina. Su mandíbula rechinaba y parecía que se le iba a salir. El sudor que emanaba era toralmente motivo. Y temblaba como si de un viejo con parkinson se tratase.
Pero ahí seguía yo, mientras me apuntaba con el arma.
La verdad es que eataba tranquila. Asqueada de lo que veía, pero tranquila.
Él no paraba de gritar.
Llamaba mucho la atención.
Creo que le conozco. Creo que tiene mi edad más o menos. Puede que fuese con el al instituto. Me suena su cara. Parece aquel abusón que trataba mal a todos.
Si, es él.
Era de esperar. Todoodo elel mundo decía que nunca llegaría a nada.
Todos teníamos razón.
No me reconoce. Yo he cambiado.
Ya no tengo esa cara de niña tímida de aquel entonces.
Pero eso da igual.
Me están entrando ganas de vomitar.
Su olor es insoportable.
Creo que me está pidiendo la cartera, joyas, o algo con valor.
No tengo nada.
Solo el movil, las llaves de casa y unos pitillos.
Creo que de mucho no me va a salvar lo que llevo encima.
La gente está empezando a darse cuenta de lo que pasa.
Creo que ha sido por los gorros y paraguas.
No me había dado cuenta de que llovía. La lluvia me encanta y estoy acostumbrada a calarme hasta las trancas.
Acabo de ver a una mujer con elel móvil.
Creo que ha tecleado 3 veces.
Puede que haya algo de luz en este momento oscuro.
Siento que me zarandean.
Acaba de lanzarme al suelo.
Gritos.
Se escuchan gritos.
Estoy enmudecida. No siento miedo.
Me levanto del suelo.
Pero me ha agarrado.
Me apunta a la cabeza.
Sigue gritando.
-¿Tienes miedo de morir solo pedazo de mierda?
Dejó de gritar.
Yo no se que es lo que acabo de hacer.
Pero noo pensé. Seguí hablando.
-Te he hecho una pregunta cerdo.
-¿Tienes miedo?
Silencio. Había silencio.
Nunca pensé que podría llegar a serser tan osada.
-¿Qué pasa?¿No me recuerdas abusón de mierda?
Todos sabíamos que llegarías a esto.
Das asco.
-¿Cuándo fue la última vez que tee duchaste?
Das pena.
¿Me quiereses matar?¿O esperas de mí algo pa gastarlo en coca?
Creo que le he enfadado.
Me está llamandol de todo.
Jaja. Mi arrogancia es totalmente sublime en este momento.
Lo siento vida, te estoy despreciando.
Lo siento muerte, nono me das miedo.
Estaba riéndome.
Me pegó con la culata de la pistola.
Yo reía aún más.
Mi corazón se acelera.
Posiblemente por la adrenalina.
-¿No sabesbes más que abusar de la gente?
-¿Crees que das miedo?
¿Quieres matarme verdad?¿Quieres llenar tus manos de sangre no?
Hazlo.¿Pero qué vas a ganar?
Veo unas luces rojas y azules. Oigo una sirena. Es la policía.
Creo que son tres.
Hablaban.
El yonki de mi ex-compañero de clase
See ha puesto nervioso.
Ha empezado a gritarles que me mataría. No hacía mas que zarandearme.
Volví a reír.
Creo que es mi fin.
Entonces lolo ví.
Con esos ojos brillantes.
Dorados como los rayos del sol.
No sabía que podía significar.
Pero auguraban muerte.
Sonreí.
Oí disparos.
Mi agresor disparaba al aire.
-Al aire no lo vas a matar imbécil.
No sabía que podía llegar a estos límites de arrogancia.
¿Arrogancia?¿O valor por decir lo que pensaba por no temer a nada?
Y entonces sucedió.
Se oyeron varios disparos.
Lo primero que sentí fue algo caliente salpicando mi cara.
Sangre.
Y aunque sangre tenemos todos, esa en concreto me daba asco.
Tenía toda la cara llena de sangre, la ropa estaba algo manchada.
Acabo de notar un calambre.
Me han disparado en el brazo.
Supongo que uno de los policías no tiene buena puntería.
No me duele.
Pero se siente incómodo.
Corren hacia mí.
-Estoy bien. Pero llamen a la ambulancia por favor.
Están conmocionados.
No entienden como puedo estar tan tranquila.
-Todos morimos. Pero algunos tienen más suerte que otros.

Pocos minutos después llegó la ambulancia.
Me eché en la camilla, a pesar de no estar ni mareada y poder andar por mi cuenta.
Son las reglas me dijeron.
Estaba tranquila.
Me apuntaron con linternas a los ojos.
Me examinaban.
Estaba bien. Voy a vivir.
Me hicieron preguntas, y contesté a todas correctamente.
Se les veía intranquilos.
Creo que por mi presencia.
Y lo único que supe hacer fue cerrar los ojos, respirar profundamente aire limpio por fin y notar como caían gotas de mi pelo empapado.
Sonreí. Me reí.
Bendito valor el de mi arrogancia.
Gané a la muerte y me reí de la vida.
No me he sentido más viva en mi vida.